Los pies de Susana tienen grietas y goteras.
Hasta ellos caen sus lágrimas cuando no las guarda en los cuencos recién labrados de sus manos.
Esa mañana tiene frío. En el espejo no existe y ya no recuerda de dónde viene ni cuál es su nombre.
Está pensado en él y apenas son las 7. Debajo de las sábanas se esconden las palabras que nunca dijo. Que nunca dijo. Que nunca dije.
Por la ventana entran los rumores de derrotas interminables
y las miradas que yacen en el centro de su universo
y las fronteras de su rutina y de sus repertorios
y ese ligero olor a pavimento mojado.
8 comentarios:
Por las grietas se le van a filtrar rayos de vida, estoy segura de eso.
Es precioso este texto, es que vos escribís así de bello...
Besos.
A veces se necesita regar con lágrimas las grietas, para florecer desde ellas.
El silencio daña, las palabras que nunca se pronunciaron...
Un placer leerte. besos, Monique.
Sentirse hundida por la inacción, la timidez y tal vez, el miedo y la inseguridad, es más doloroso? tal vez...
Es un gusto y una delicia esta lectura. No sé por qué, pero la sentí como algo propio...
un abrazo y muchas gracias por tu amable comentario.
Una escena más que una escena diría yo, las cosas suceden desde y alrededor de susana, un dolor con aureola. Seguro que recordará su nombre, un día.
Un abrazo Jorge, el blog luce magnifico.
Uuff, me gustó mucho.
Tuve hasta una cierta identificación (debo admitir)
Un abrazo!
Me llegan tus comentarios y me animan a venir a tu casa. Ando desaparecida Jorge... demasiados motivos para esta desaparición... pero os leo de vez en cuando y me ha gustado en este momento ver en tus comentarios a mi querida Pato a Malena y a Conciencia... a todas ellas echo de menos en mi ausencia.
Intentaré volver pronto por mi casa de letras.
Un abrazo para ti,para ellas y para muchos más a los que añoro en esta ausencia
A veces está bien dejar las palabras bajo las sábanas...
Saludos,
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