lunes, 19 de enero de 2009

Campo de batalla

Sus labios entraron primero. No era un beso lo que quería, como siempre (o como nunca). Lo que quería era dejar clara su defensa, argumentada con datos estadísticos, ejemplos concretos, expresiones delicadas y certeras. Las palabras se iban tejiendo alrededor de mi cuerpo. Cuerpo cansado, cuerpo envejecido, cuerpo de otro. Por mi cabeza caminaban Blimunda y Baltasar y el cura con su passarola. “Cómo es la voluntad, es una nube cerrada, la reconocerás cuando la veas, prueba con Baltasar, para eso hemos venido aquí, No puedo, he jurado que nunca lo vería por dentro, Entonces, hazlo conmigo…” Mi voluntad no era escucharla (no se si era una nube cerrada o una sombra sin ojos o si mirando por dentro sería capaz de encontrarla), pero permanecía anclado al piso. Mis pies eran las raíces de un árbol que se tambaleaba con el aire.


Ella seguía moviendo sus labios y el resto de su armadura ya estaba en casa. La mía estaba lista también, forjada en los miedos medievales, cobriza, hecha de golpes y remaches; sin prensas ni culpas ni soldaduras. Como en una mala batalla, la estrategia era esperar el movimiento, secuencia-pausa-reacción-puntuación. La passarola volaba finalmente-Baltasar en la hoguera-Blimunda mirando. Yo estaba mirando también y estaba en la hoguera y en las hojas de Saramago, cayendo de los árboles en un otoño sin previo aviso.


19 comentarios:

Verònica dijo...

cuantas veces es necesario caer para al fin andar como queremos este camino? es posible? o seguiremos toda la vida cayendo??...
Recordè a mi abuelo con tu post, el me inculcò la lectura y leia mucho a Saramago ... te dejo un abrazote! Vero.

Patricia Angulo dijo...

Un campo de batalla y dos luchadores, uno exponiendo todos sus argumentos y acorazado, ella. Él con una coraza oxidada y con la cabeza en otro lado.
Mas cerca del fuego.
Me gustó la escena que vi, un campo de batalla en una mesa de café o en la mesa de la cocina.
Eso vi, me encantó!

Besos.

Anónimo dijo...

Bello texto amigo,"...Las palabras se iban tejiendo alrededor de mi cuerpo. Cuerpo cansado, cuerpo envejecido, cuerpo de otro..."
un abrazote!
La Unika.

Casandra dijo...

aveces es dificil que el tiempo no oxide las palabras de uno y fortalezca la coraza del otro...

AFRICA dijo...

No se como definiría la voluntad, pero creo que nunca como una nube cerrada ni como una sombra sin ojos, sino como algo mas contundente.¡Que dificil es a veces no rendirse!
No he leído Memorial del Convento, si que he oido hablar de ese libro, con este post ha aumentado mi curiosidad así que lo anotaré en mi lista.

Un beso

BEATRIZ dijo...

...por eso dicen los expertos en guerras que la mejor forma de defensa, es atacar...no hay rendición convinsente antes de la pelea. Siempre le quedaría a uno la espinita de saber si habría vencido, o sido vencido...Dios que trabalenguas.

Interesante muy interesante postura.

saludos Jorge.

soleil dijo...

siempre he creido que todos tenemos distintas armaduras, hay algunas ya envejecidas por el tiempo, otras sin muchos rasguños, las hay lisas y fuertes, tan fuertes que ni lo bueno llega, las hay debiles e incompletas que no defienden ni de la menor tormenta...

Clarice Baricco dijo...

Creo que la debilidad del personaje se hizo más fuerte que aquella que dejó su armadura.

Abrazos.

alaluzdeunaluciernagaazul dijo...

tu entrada me recuerda a un libro increible:
Historia del Rey transparente.
Quizá te guste.


Un saludo

FlOpaZ dijo...

simplemente sin palabras!, me ha encantado!
Besoo Jorge

Escribir, coleccionar, vivir dijo...

Jorge

¡Qué decir! Soy una antisaramago acérrima. He leído mucho pero todavía no Memorial del convento. ¿Por qué lo leo? Para discutir con mis amigos que lo aman. Hallo sus letras áridas, su prosa mal estructurada, sus diálogos farragosos, su filosofía demasiado ecléctica -prefiero el existencialismo en sus primeras fuente-, sus descripciones aburridas. En fin, me gustás mucho más vos, por eso no dejo de arrimarme a esta casa: mágica siempre.

PIZARR dijo...

Confieso que he leido poco a Saramago, apenas dos libros.

Memorial del convento no es uno de ellos, aunque se de la mágica historia que rodea la relación de de Blimunda y Baltasar.

Gracias por tus palabras, pero siento decirte que las cosas no van como debieran.

Un beso Jorge

Anónimo dijo...

Jorge, siempre logras llevarme hasta el centro de la escena
bella música, nostálgica y sublime
Y todo armado de manera tal que queda definido, completo y genuino, como un diamante
Me conmovió y te dejo entonces un beso desarmado y de rodillas

vulcano dijo...

Espectacular escena, ella con todos sus argumentos, él presintiendo todo y cansado de todo.
Ella no se da cuenta y él no tiene fuerzas, le ha llegado el otoño sin previo aviso.

Besos, Jorge, siempre es un placer,

Vulcano.

Arcángel Mirón dijo...

Es un texto grandioso, Jorge. Te felicito.

Єѕтnoм dijo...

Me gusta, me ha encantado este paseo por tu casa.

Caricias.

Dinora dijo...

Esos labios lograrán estremecer al mundo cuando se decidan a hablar


Saludos! ~_^

Verónica E. Díaz M. dijo...

Un abrazote Jorge... creo que a mí me gustaría el otoño...

eva lluvia dijo...

hermosa escena...es fácil vivirla son tus palabras...

besos