miércoles, 26 de marzo de 2008

Cartas desde el olvido *

El teléfono sonó muy temprano, el día aún era una luz delgada en el horizonte. Nadie respondió y tampoco pudo volver a dormir. Debajo de las cobijas se armó un baile de manos y pies desordenados. La cueva oscura lo rechazaba, como ya lo habían hecho otros. Se resistía a abrir los ojos, como si ese acto desesperado le permitiera conservar la esperanza. Debajo de la almohada, apretado contra el colchón. La respiración agitada después de la lucha. El aire amargo entrando con prisa.

Esa mañana, sin falta, llegaría el correo con alguna noticia. La profecía de su fracaso lo tenía claro: no iba a ser buena, igual que las otras. Las cartas con el borde arrugado y la letra temblorosa. Sus ojos en el piso. Los giros y los giros. Su vida un círculo que no se cierra. Los giros. Y de nuevo. Las cobijas apretaban sus sueños, los retenían. No los dejaban salir. Se retorcía entre las sábanas buscando el silencio. Del otro lado de la ventana los gritos del mundo estaban en pie. No descansaban, no saciaban su sed ni con las lágrimas ni con la lluvia. No lo necesitaba, no lo soportaba. Bastaban sus recuerdos amarrados al borde la cama. Esos si eran insaciables.

Ya estaría por llegar la carta. Su perfume envasado en varias palabras afanadas y en muchos puntos y comas. Telegrafiaba sus emociones, les cortaba las alas casi antes de nacer. La carta pasando la calle, pisando la acera, rompiendo alguna flor del jardín. Y en el buzón. Y entonces eran él y la carta en una batalla que desde el comienzo ya estaba perdida. Pondría sus pies el suelo, bajaría las escaleras, buenos-días-vengo-por-mi-correo, volvería a subir, se sentaría mirando la calle, abriría despacio el sobre, contendría la respiración y leería con dificultad. Sólo entonces recordaría que había prometido no volver a leer sus cartas.

Los gritos pausados de la puerta del edificio lo devolvieron a la hora y al calor y a la- carta-que-ya-está-dentro-del-buzón. Las manijas. Los huesos. Los giros. La mañana que desapareció. Los giros. La ventana abierta. Todavía estoy aquí escondido y tengo calor.

* Gracias Celina

19 comentarios:

Celina Bigdance dijo...

* Un honor... SObre todo por la premiere...

Como te dije, esto de la espera llega a ser tan dolorosa como los recuerdos, los círculos, unos porque solo se limítan a dar vueltas sin proponerse y bajar del todo de esa rueda del infortunio... otros, por no poder, o no querer cerrarlos, dando vueltas alrededor del dolor, acostumbrandose a él, sintiendo merecerlo...

Es cosa de proponerselo, dicen los expertos... y de tragarse una que otra vez los consejos... a mi como que me dan nauseas... (otro secreto)

Un abrazo :)

Anónimo dijo...

Entonces tienes que leer "Cuentos cruentos" de Dino Lanti

http://www.laie.es/html2006/busqueda/detalle.php?fr_codLibro=327783

CAROLINA MENESES COLUMBIÉ dijo...

Me sobrecoge.

Un abrazo

Jorge Arce dijo...

Celina: se que estamos en el camino, se que no es fácil pero tiene salida, hay una delgada línea de luz al fondo, en el centro... en nuestro centro.
El honor fue mio.

Carolina: gracias por tu visita !Un abrazo!

Anónimo dijo...

Jorge, Gracias por tu comentario, por tu visita.

Este es un texto interesante.

Y el anterior, el de los espejos que muerden sus labios, me ha encantado!

Nos segumos leyendo.

Un abrazo desde Madrid!

Sandra Becerril dijo...

Ayer envié una carta, y ahora que te leo no me dio no sé qué... ganas de sentarme a esperarla con aquel...

besos

Mª Ángeles dijo...

Hola, tienes un premio en mi blog.
Te lo he dado porque el tuyo me ha gustado mucho.
Me gusta como escribes.
Saludos

Dinora dijo...

Es imposible no leer esas cartas, así le salgan humo a las palabras y se incinere la razón solo con tocarlas.

Saludos!

Alejandra dijo...

Necesito olvidar para poder inventar de nuevo...

Besitos y gracias por estar al pendiente.

Jorge Arce dijo...

Lena:por supuesto que nos seguimos leyendo. !Un abrazo desde aquí!

Sandra Becerril: esas cartas que vuelven y se van, las que se escapan de nuestras manos y van volando por ahí. !Un abrazo muy grande!

Mª Angeles: !Que bonito! Es un honor para mi. !Muchas gracias!

Dinora: Eso es inevitable, estamos atados a esas palabras !Un abrazo!

Alejandra: entonces si estás en el laberinto. Camina despacio, mira a tu alrededor, y dirigite directo a lo que necesitas. Besos para ti también

Verónica E. Díaz M. dijo...

Una estrofa de una canción dice así: "vueltas y vueltas y yo aquí, te juro que no quisiera"... parece describirme. Mis recuerdos están domiciliados a la mañana cada vez que abro mis ojos...
Un abrazo

Cinzia Ricciuti dijo...

El mismo premio de Ma Angeles, buscalo por mi blog tambien.
Completamente merecido.
Un beso
Cinzia

Alejandra dijo...

Mi querido Jorge seguiré tu consejo.. despacio pero sin dejar de andar, despacio pero sin dejar de vivir, despacio pero sin dejar de amar...

Habia caido en el error de cuidarme demasiado para no resultar herida ni perderme más y habia dejado de lado el disfrute del camino... Pero ya voy captando.

Besos

Jorge Arce dijo...

Veronika: y son esos recuerdos los que a veces nos atan, más allá de los cuales es necesario caminar

Cinzia: muchas muchas gracias. Dos besos

Alejandra: siempre está el riesgo, siempre está la encrucijada, pero siempre tambiés estás tú... y eso debe ser más fuerte

Camille Stein dijo...

Un hermoso texto. Yo también volveré para leerle con más detenimiento... Un placer su visita.
Saludos.

Unknown dijo...

Que bello escribe... un placer pasar x aqui!
lo estare visitando.
saludos,
La U.

Bethania dijo...

quiero una carta, con nostalgia y melancolía.
lindo!

Jorge Arce dijo...

Camille: por aquí lo espero y por allá seguiré pasando. Gracias

Unika: Bienvenida y muchas gracias. También iré a visitarla!!

Bethania: esa carta llegará !Un abrazo!

Emilia dijo...

SUSPIRO.. quisiera poder decir mas... un abrazo..