Garten im orient. Paul KleeLa única salida es cruzar la puerta. Afuera seré libre. Necesito respirar. Voy a salir. Sus manos tiemblan, la boca es un lugar árido y pedregoso, la luz un enemigo que se esconde y espera.
Nunca hubo espejos, como me gustaría tener uno ahora. Camina despacio, sus ojos siguen cerrados. Me escondo, me encuentran, ya nadie me busca. Su cuerpo no reconoce las instrucciones. Primer paso, segundo, tercero, volver a empezar. Primer paso, segundo. No pisar línea, no repetir número, nunca quedarse quieto, caminar recto y sin distracciones. Tengo que salir, ya es hora. La espera terminó. Tal vez no. Otro paso. Caminar despacio para no perderme. Recordar. Respirar. Secar el sudor, saludar al minotauro. La salida está cerca. Cuál de todas. Sus manos rastrean, reconocen los caminos sabios y nuevos. Lanza la piedra, escucha, golpea dos veces antes de caer. Otra vez entre el infierno y el cielo.
Hace frío. Todavía hace frío y no conozco el sol. Se detiene y piensa. En el camino va encontrando la memoria. Recoge los hilos, delgados y ajenos, se mira en ellos y los guarda en el bolsillo. Mejor los dejo. O mejor nacer de nuevo o mejor seguir muerto.
Nunca hubo espejos, como me gustaría tener uno ahora. Camina despacio, sus ojos siguen cerrados. Me escondo, me encuentran, ya nadie me busca. Su cuerpo no reconoce las instrucciones. Primer paso, segundo, tercero, volver a empezar. Primer paso, segundo. No pisar línea, no repetir número, nunca quedarse quieto, caminar recto y sin distracciones. Tengo que salir, ya es hora. La espera terminó. Tal vez no. Otro paso. Caminar despacio para no perderme. Recordar. Respirar. Secar el sudor, saludar al minotauro. La salida está cerca. Cuál de todas. Sus manos rastrean, reconocen los caminos sabios y nuevos. Lanza la piedra, escucha, golpea dos veces antes de caer. Otra vez entre el infierno y el cielo.
Hace frío. Todavía hace frío y no conozco el sol. Se detiene y piensa. En el camino va encontrando la memoria. Recoge los hilos, delgados y ajenos, se mira en ellos y los guarda en el bolsillo. Mejor los dejo. O mejor nacer de nuevo o mejor seguir muerto.
13 comentarios:
Hermosas letras Jorge, cómo me ha gustado este texto!!
El final es terrible
Un beso
A veces nos encontramos asi, nos agobiamos, nos depremimos porque no somos capaces de encontrar una salida y no todos como Teseo, tenemos una Ariadna que nos preste un hilo.
Un abrazo
Un relato expectante, me gustó mucho.
saludos y que bueno que ya estamos de regreso.
mejor nacer de nuevo, un renacer constante...
BSS
... tal vez lo mejor sea seguir atravezando el laberinto sin miedo
Jorge!!!
Te debo besos, palabras, abrazos... Tiempo...
Pero el cariño sigue, no te lo debo, te lo dejo diario aunque sé que muchas veces no te deje verlo.
Besos! Besos! Besos!
Excelente 2009 para ti!
Jorge, Ud. siempre tan precognitivo, su texto parece reflejar gran parte de mi presente...un afectuoso abrazo amigo!
La Unika.
...también se puede nacer muerto.
Ya sé que no se piden consejos, pero yo creo que tiene que ir a un terapeuta. Tiene una compulsividad obsesiva con tanto discursiva mental.
Alguana terapia psicológica, también, de relajación y muchas respiraciones conectadas.
Inuits ;))
Me parece vislumbrar otro final para el mito clásico, ¿puede ser? Hay un otro que toma el hilo de Ariadna y no sigue su rastro: se lo guarda en el bolsillo. Una parejita que conozco, pasará sus días perdida, vagando por el imposible laberinto, mientras el cuerpo del Minotauro se descompone lentamente después de la estocada de Teseo.
Hay que aprovechar toda ocasión de nacer, Jorge.
Genial el texto, aunque siempre es mejor nacer de nuevo.......
saludos y un abrazo!
Me identifiqué.
Abrazo tus letras.
G
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